Esta especie de orugas son larvas de la especie Procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) del orden lepidóptero. El insecto habita en los parques o bosques de pinos, pero se encuentra también en cedros y abetos.
El ciclo de vida de estos animalitos es largo. En verano los adultos, que tienen el aspecto de una mariposa de color gris, se aparean y la hembra pone los huevos sobre las copas de los árboles en forma de espiral. En un mes los huevos eclosionan y salen las orugas. Las orugas pasan por cinco estadios larvarios, entre hermanos de la misma puesta se establece relaciones y cooperan entre sí (siempre viven en el mismo árbol y participan juntos en la formación de bolsones). Esta especie pasa el invierno en el estadio larvario también (a partir del tercer estadio las orugas hacen en los árboles unos bolsones donde sobreviven durante el invierno) y cuando viene el quinto y último estadio larvario bajan de los árboles al suelo, realizando una procesión característica en filas, buscan el sitio para hacer la metamorfosis en pupas. Esta actividad tiene lugar entre el final del invierno y principio de la primavera, entre febrero y abril. Para esto tienen que enterrarse.
Peligros de la procesionaria del pino
Las orugas están cubiertas de pelos que desprendan y flotan en el aire y son peligrosos. Si entran en contacto con la mucosa de las personas u otros mamíferos, pueden provocar irritaciones en oídos, nariz, garganta (por inhalación). El veneno, oculto en los finos pelos de las orugas, por inhalación puede provocar desde urticarias hasta reacciones alérgicas graves. Los niños pequeños son más vulnerables porque ellos son quienes “suelen tocarlos para entender lo que son”. La sustancia que le confiere a esta capacidad urticante es una toxina denominada Thaumatopina.
Estas orugas no son solamente peligrosas para las personas sino también para los animales de compañía. Los perros y gatos, al comérselos en la calle, “sufren una necrosis en la garganta y en la lengua”.
Los veterinarios detectan hasta casos mortales en mascotas después de tocar las orugas. Si la toxina entra en contacto con los ojos o la mucosa del animal, este sufre picor o tiene la sensación de la quemazón; por esto es recomendable que los animales eviten el contacto con las orugas y, en caso de tenerlo, acudir rápidamente al veterinario.
Plaga de la Procesionaria del pino
Al mismo tiempo la oruga de procesión está considerada como la plaga de los pinos por debilitarlos. Los pinos pierden las acículas de la copa por la voracidad de estos insectos; los pinos jóvenes pueden terminar muriendo.
En esta situación de alarma, tenemos que aumentar el control físico y químico de las orugas de procesión, pero es conveniente que la elección del método para la eliminación de la Procesionaria del pino se realice de forma que ocasione el menor impacto posible sobre el medio ambiente. En AMBIENTE CERO estamos especializados en tratamientos contra la eliminación de la Procesionaria. Contacte con nosotros y le daremos información detallada.